A seis años del ecocidio, el río Sonora sigue contaminado y la impunidad continúa: REMA

Redacción Desinformémonos

12 agosto 2020

Ciudad de México | Desinformémonos. A seis años del ecocidio en los ríos Bacanuchi y Sonora por el derrame de 40 millones de litros de tóxicos de la mina Buenavista del Cobre, filial de Grupo México, la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA) criticó la falta de acciones por parte del gobierno federal para acabar con la impunidad en el caso y sancionar al empresario responsable Germán Larrea.

«Hasta el momento es muy desolador escuchar las palabras de miedo y conocer las acciones llenas de sumisión del presidente de la República ante Larrea y su operador central el empresario Alfonso Romo», señaló la REMA en un comunicado, en el que recordaron que el derrame en el río Sonora fue tipificado como el Ecocidio Minero más grave en México en las últimas décadas.

Denunció que, a seis años de la tragedia, el río sigue contaminado y sólo existe una planta potabilizadora, «la cual deja de funcionar por largos periodos». «El fideicomiso desapareció entre escándalos de corrupción o beneficiando, indebidamente, a empresas familiares, tal y como lo demuestra el hecho de que 5 millones 502 mil pesos fueron a parar a la cuenta de Rotoplas, empresa de Carlos Rojas Mota Velasco, integrante del Consejo de Administración de Grupo México y primo de Germán Larrea Mota Velasco», agregó.

Además, la REMA acusó que el hospital para atender a los afectados por el derrame quedó inconcluso «y el mismo Larrea decidió mejor ceder el inmueble y el terreno a la Guardia Nacional, dejando en claro, una vez más, su catadura moral en el contexto de los múltiples daños que generó».

Frente a la impunidad, la Red exigió la incautación de bienes de Grupo México para resarcir daños al medio ambiente y las víctimas, así como que Germán Larrea sea sancionado penalmente.

A continuación el comunicado completo:

El 6 de agosto de 2014 la empresa del empresario más violento y violador de derechos de México, el Sr. Germán Larrea Mota Velasco, dueño de la mina Buenavista del Cobre, Filial de Grupo México, derramó 40 millones de litros de lixiviados de sulfato de cobre acidulado y saturado con ácido sulfúrico, sobre el caudal de los ríos Bacanuchi y Sonora ubicados en la región centro-norte del Estado de Sonora; causando daños graves a la salud de los habitantes de las comunidades ribereñas, así como una permanente contaminación del río con metales pesados (incluidos Arsénico, Cadmio, Cromo, Plomo, Cobre, Aluminio y Fierro) y diversas repercusiones negativas al medio ambiente de la cuenca del río, además de una, todavía incalculable, afectación al sector productivo y económico de la región.

Los cálculos iniciales y generales se fijaron en más de 24 mil personas afectadas quienes habitan en los municipios ribereños de Arizpe, Banámichi, Huépac, San Felipe de Jesús, Aconchi, Baviácora y Ures, todas estas personas se quedaron sin agua para beber, sin agua para la agricultura y sin agua para sus animales.

El derrame fue una combinación de sustancias con pH ácido (1) y una serie de metales pesados tóxicos que se encontraban en proceso de lixiviación. La mezcla avanzó rápidamente a lo largo de 25 kilómetros; primero sobre el arroyo Tinajas, luego el Río Bacanuchi, después avanzaron a lo largo del Río Sonora y finalmente llegaron hasta la Presa de El Molinito, la cual surte de agua a los 900 mil habitantes de Hermosillo.

La empresa no informó del desastre sino hasta seis días después, y quienes lo hicieron al día siguiente del derrame fueron pobladores locales. La empresa mintió, intentando responsabilizar del accidente a las fuertes lluvias, sin embargo, el Servicio Meteorológico Nacional, puso en claro que no hubo reportes de lluvia en los días previos al derrame.

Con la complicidad de los funcionarios de diversas dependencias para minimizar el hecho, destacando en ello la del sujeto que encabezaba entonces la propia SEMARNAT, Juan José Guerra Abud. Una vez que la noticia dio vuelta al mundo, el Sr. Larrea intentó lavar su imagen con promesas imposibles de cumplir: “limpiar” el río y “limpiar” el agua a partir de la construcción de 36 plantas potabilizadoras; la formación un fideicomiso; el inició la construcción de un hospital que supuestamente atendería a las personas dañadas por el derrame. A seis años de la tragedia, el río sigue contaminado; sólo existe una planta potabilizadora la cual deja de funcionar por largos periodos, el fideicomiso desapareció entre escándalos de corrupción o beneficiando, indebidamente, a empresas familiares, tal y como lo demuestra el hecho de que 5 millones 502 mil pesos fueron a parar a la cuenta de Rotoplas, empresa de Carlos Rojas Mota Velasco, integrante del Consejo de Administración de Grupo México y primo de Germán Larrea Mota Velasco; el hospital quedó inconcluso y el mismo Larrea decidió mejor ceder el inmueble y el terreno a la Guardia Nacional, dejando en claro, una vez más, su catadura moral en el contexto de los múltiples daños que generó. Larrea posee una fortuna de 14 mil 700 millones de dólares. La sola multa que se impuso entonces, por 1.5 millones de dólares, equivale al 0.03% de las ganancias de sus empresas y 0.1% de sus utilidades.

Los agricultores y ganaderos de los siete Municipios del Río Sonora afectados no logran recuperar los ingresos económicos que antes obtenían por su trabajo, y los habitantes de las comunidades ribereñas están obligados a comprar agua embotellada para evitar beber metales pesados, tal como sucede en todas las comunidades donde opera una empresa minera. Las personas afectadas en su salud han sido abandonadas a su suerte por las autoridades sanitarias municipales, estatales y federales, continúan siendo evidentes los elementos tóxicos sobre las márgenes y el sedimento de los ríos Sonora y Bacanuchi y, por otra parte, aunque en 2019 PROFEPA le notificó a Grupo México que está obligado remediar los daños y la contaminación en el suelo, ésta persiste, al mismo tiempo que las indemnizaciones pagadas han sido muy inferiores a lo acordado y no se han entregado a toda la población afectada. Ya en la gestión actual del gobierno federal, el 24 de diciembre de 2019, a través de la Secretaría de Salud y la SEMARNAT, señaló que Grupo México había incumplido el convenio que implicaba la construcción de un hospital para atender los daños a la salud de la población que estuvo expuesta al agua contaminada.

Larrea en un reconocido homicida a nivel mundial, si historial empresarial lo sustenta, demostrado a lo largo de por lo menos los últimos 20 años de operación de Grupo México y sus filiales. En ese corto periodo ha provocado por lo menos 22 accidentes ambientales, de los cuales, 14 de ellos han ocurrido en México, otro tanto, sucedieron con sus empresas en Perú, Estados Unidos y España. Larrea es un flagrante violador de derechos laborales de tal manera que, a lo largo y ancho del país, en sus empresas filiales, persisten huelgas de trabajadores que llevan años sin que ningún gobierno garantice el acceso efectivo a la justicia, y por el contrario, Larrea dispone de los recursos económicos y de las relaciones para no ser tocado por la justicia, con todo y el cambio de sexenio. Basta recordar la tragedia de Pasta de Conchos, otro de los desastres en su cuenta, para dimensionar aún más la perversidad de este personaje.

La 4T generó grandes expectativas, mucha esperanza e inmensas ilusiones sobre todo en sectores de  la población, incluidos quienes, recurrentemente sufren agravios de integrantes relacionados al modelo extractivo depredador a través de las empresas que lo aplican y delos gobiernos que lo promueven y protegen. Sin embargo, hasta el momento es muy desolador escuchar las palabras de miedo y conocer las acciones llenas de sumisión del presidente de la república ante Larrea y su operador central el empresario Alfonso Romo, coordinador, nada menos, que de la Oficina de la Presidencia. También es desilusionante la actuación calculada, y negociadora del Secretario de Medio Ambiente, con un multi-homicida de la vida, de los derechos de los pueblos y de los derechos laborales, quien mantiene su lúgubre sonrisa aún y a pesar de que el derrame en el río Sonora haya sido tipificado como el Ecocidio Minero más grave en México en las últimas décadas. Y es que él sabe que nada le harán y que seguirá siendo beneficiario de proyectos del gobierno[1]. Si acaso existe la 4T se niega a cerrar heridas, le queda grande el sanar procesos sociales, tiene miedo de meter a la cárcel a estos asesinos que lucran con la naturaleza y la vida y, para colmo, rechaza la posibilidad de incautar todos sus bienes y cuentas bancarias para que sirvan de algo a quienes han sufrido la violencia impune de Grupo México.

CÁRCEL A GERMÁN LARREA MOTA VELASCO Y SUS CÓMPLICES

Incautación de bienes de Grupo México para resarcir daños sufridos por víctimas, trabajadores, viudas y familiares, así como empezar a resarcir al menos lo resarcible de los daños ambientales que ha ocasionado.

ANTE LA PERSISTENCIA DE IMPUNIDAD:

¿QUÉ HACE DIFERENTE A LA 4T DE LOS GOBIERNOS ANTERIORES?

TERRITORIOS LIBRES DE MINERÍA

RED MEXICANA DE AFECTADAS/OS POR LA MINERÍA


[1] Grupo México ha recibido la autorización para la construcción de una Nueva Presa de Jales en Bacanuchi y la construcción de un acueducto de 11 Km de extensión, para llevar agua desde la Caballera hasta las instalaciones de Grupo México. Este material periodístico es de libre acceso y reproducción. No está financiado por Nestlé ni por Monsanto. Desinformémonos no depende de ellas ni de otras como ellas, pero si de ti. Apoya el periodismo independiente. Es tuyo.

https://desinformemonos.org/a-seis-anos-del-ecocidio-el-rio-sonora-sigue-contaminado-y-la-impunidad-continua-rema/?fbclid=IwAR3Q3jbGV-xWaqMzzd7fXv4E21zDbSQKsTpzJbDGMyVD9O6HheskXxkWy_c

Presa Pilares, otro megaproyecto impuesto en Sonora

18 julio, 2020

Con la llegada de las primeras lluvias de la temporada en la sierra de Sonora, inició el llenado del embalse de la presa Los Pilares en Álamos. Comenzaron a inundarla sin cumplir el derecho a la consulta, sin aviso previo a los indígenas Guarijíos,  y sin respetar amparos

Texto y Fotos: Reyna Haydee Ramírez

La presa está prácticamente terminada. En 2019, el Gobierno federal aportó los últimos 600 millones de pesos que se requerían para terminar esta obra, construida sin respetar los derechos de los Guarijíos, ni las leyes que los protegen. Y el presidente Andrés Manuel López Obrador ya anunció que irá a inaugurarla.

Don José Romero, gobernador del pueblo Macurawe, habla preocupado; su voz se oye desesperada. Nadie les avisó que la presa empezaría a llenarse y aún no concretan la reubicación de su pueblo, el principal afectado por el desplazamiento.

«No nos han arreglado las casas. No nos pagan, el terreno, la cortina parece que no está muy bien, ya tiene un chorro de agua», dice preocupado Don José.

Marginación: Guarijíos que pierden su territorio

Los indígenas de la Colonia Macurawe están perdiendo sus tierras, cercos y vegetación tradicional. Ésta no solo les sirve para alimentarse sino que por siglos han utilizado como medicina tradicional.

La comunidad de Mochibampo es otra que será directamente afectada; pues deberán desplazarse más hacia la sierra y quedarán incomunicados. Al igual que la colonia Macurawe los alejan del cauce del Río Mayo, terrenos donde siembran principalmente granos de autoconsumo, como el maíz.

También temen que se inunde parte de Mesa Colorada, que es la principal comunidad donde se abastecen los Guarijíos de las zonas altas, de las comunidades más alejadas, sin caminos, como Bavicora. Nadie les ha explicado qué pasará al llenarse la presa.

Aureliano Rodríguez, de Bavicora, expresa que ellos están en la parte más alta, pero también en su comunidad están preocupados; y han dado aviso a todos aquellos que puedan ayudarlos. Tienen incertidumbre de cómo correrán los arroyos al llenar la presa llamada Bicentenario y conocida por ellos como Los Pilares.

Tan solo por las lluvias que ya empezaron en la sierra, advierte que pronto quedarán incomunicados por días y semanas, porque no tienen puentes ni caminos.

«En una semana ya no habrá pasada para Álamos, ya está llegando (el agua) hasta Chorijoa y se tapara el camino, va muy recio subiendo el agua», dice impotente.

Los Guarijíos tienen décadas de afrontar el aislamiento, el quedar incomunicados por no tener puentes, ni caminos, pero saben navegar con inundaciones del Río Mayo, por las grandes y fuertes avenidas en tiempo de lluvias, rodean, hacen nuevos caminos, usan balsas, pero una presa es lo desconocido, no saben hasta dónde inundará sus tierras, cómo correrán ahora los arroyos, cómo cambiará su vida, desplazados.

Terminan presa sin certidumbre para etnia

En octubre de 2019, el Presidente visitó San Bernardo, ahí anunció que aportarían al Gobierno de Sonora, los 600 millones de pesos que faltaban para terminar la presa. Y se comprometió a no hacer nada sin consultar a los Guarijíos y resolver su demanda de tener certeza de su territorio.

En octubre, funcionarios del Gobierno federal, de Conagua, Semarnat, INPI sí iniciaron un diálogo con los Guarijios afectados. Pero no fue posible continuar, las reuniones quedaron inconclusas por los conflictos entre autoridades estatales y federales, pero sobre todo los conflictos internos de la tribu, explica Don José, quien siempre estuvo en desacuerdo de la presa y el Gobierno estatal optó por nombrar a otro gobernador de la Colonia Macurawe para obtener su firma y seguir adelante con el proyecto. 

Gobierno de Sonora promueve el «divide y vencerás»

La división del pueblo la inició el Gobierno de Sonora en el sexenio de Guillermo Padrés Elías en 2013; y la continuó la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano hasta hoy. Así se puede ver en documentos oficiales; por ejemplo, en una extemporánea Manifestación de Impacto Ambiental, que no existía, y que la empresa Canoras tramitó en 2018, para lograr el permiso de Semarnat y terminar la presa que estaba a más del 60 por ciento.

Ambos gobernadores usaron la misma estrategia: Dividir al pueblo Guarijio, nombrar gobernadores alternos, conocidos como «duales»; tal y como se hizo con la etnia yaqui en su momento. Trabajar a estos individuos a favor de su interés en la presa; y negociaron con ellos, por encima del pueblo. Todo esto provocó y provoca severos conflictos internos y complica cada día más el problema.

El diálogo se rompió definitivamente en marzo de este año por la pandemia de covid19. Pero el Gobierno Estatal, a través de la Comisión Estatal del Agua, continuó y aceleró la construcción de la presa, lo que motivó que los Guarijíos afectados interpusieran un segundo amparo.

Cuatro años de trama legal

Horacio Laguna, asesor legal de los guarijíos afectados, explica que con este segundo amparo, iniciaron el mismo recorrido que con el primero que interpusieron en 2015 y que se resolvió a su favor hasta 2018, cuatro años después. Pero durante todo ese tiempo el gobierno del estado de Sonora continuó con la construcción, dividiendo y pasando por encima del pueblo Guarijío.

Hoy está terminada y el gobierno estatal comenzó a llenarla, a inundar sus tierras, sin haberles reubicado, ni indemnizado. Esto es un hecho porque hay evidencia y porque autoridades de la Conagua informan que ya está terminada, pero no les ha sido entregada oficialmente.

«Esta presa, cuya obra civil acaba de ser concluida, la opera actualmente el Gobierno del Estado (de Sonora)… Conagua aún ni la ha recibido y por lo tanto no la administra», precisó la dependencia a través de Comunicación Social.

Sin embargo, el Gobierno estatal se niega a responder si la presa está terminada.

Hoy los Guarijíos esperan que un Juzgado de Distrito en Hermosillo resuelva el recurso de queja que interpusieron para que se suspenda la obra y que no se inunden sus tierras. Esto debería ser urgente, pues la obra está terminada y están en juego los derechos de la etnia. Pero no, porque también tienen en contra el fallo del juez federal en Cajeme y ahora el caso se dirime ante el Juzgado de Distrito. Igual que como les ocurrió con el primer amparo del 2015.

«No se respetó el derecho a la consulta, ni liquidación, ni terrenos, ni nada», destaca Laguna.

Dejaron llegar la emergencia

El antropólogo Alejandro Aguilar Zeleny, conocedor a fondo de la problemática, explica que la construcción de la presa está plagada de irregularidades; y hoy que ya se terminó, no hay un plan de contingencia.

«Simplemente dejaron que la emergencia sucediera (inundar las tierras) para luego ver qué decisiones tomar. Dejaron llegar la emergencia y no ha habido un real compromiso con la comunidad.

  «No están contempladas las compensaciones. Se discutió durante muchos años, pero no se hizo nada para prevenir inundaciones, para reponerles la infraestructura que perdieran o para indemnizarlos», denunció.

Las instituciones que participaron en la construcción, Conagua, Semarnat, gobierno estatal, desaparecieron una vez terminada la obra.Incluso el personal del INPI se retiró desde el inicio del diálogo. Hoy la obra está terminada y el daño a los Guarijíos afectados no ha sido reparado.

«Lo que esperábamos con el cambio de Gobierno, es que se hiciera manifiesto, que arreglara lo que hicieron mal los gobiernos del PRI y del PAN, pero lo que se hizo fue acelerar el proceso, el INPI desapareció del mapa, Conagua, Semarnat», dijo.

«Lo que se requiere es una acción urgente, un diagnóstico desde dónde y cuál es la afectación, cuál sería el plan de contingencia y eso implica reponer la tierra, construir puentes, entre otras cosas», destacó Aguilar Zeleny.

Reyna Haydee Ramirez
Reyna Haydee Ramirez