19 septiembre, 2021
Por Mario Ávila //
Que la presa El Zapotillo no operará ni hoy, ni mañana ni nunca, es lo que daría certeza a los habitantes de las comunidades afectadas y que se tumbe, que se cancele, que se demuela la obra, es una de las alternativas más firmes que se han presentado entre las deliberaciones que toman los pobladores de Acacico, Palmarejo y Temacapulín, según lo hizo saber el padre, Gabriel Espinoza, líder comunitario en la región.
Hace un mes, el pasado 14 de agosto, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, estuvo presente en el poblado de Temacapulín, para dar la cara a los habitantes que se inconforman con la construcción de la presa que se construye sobre el cauce del río Verde; ahí anunció la determinación que el agua es exclusivamente para Jalisco y puso a consideración de los vecinos, un proyecto de Conagua para que la altura de la cortina de la presa se quedara en 80 metros y se realizaran acciones para evitar la posibilidad de que se inundaran las tres comunidades.
Incluso dejó en manos de los pobladores la determinación final de aceptar o no la operación de la presa en esas condiciones y para tener elementos que les pudieran ayudar a tomar la determinación, una semana después se les presentó a detalle el proyecto de la obra por parte de Conagua.
HABLA EL LÍDER COMUNITARIO GABRIEL ESPINOZA
De ello habló el activista Gabriel Espinoza, en la entrevista múltiple realizada por el periodista Jorge Zul de la Cueva, a través de la plataforma informativa “Los Sótanos del Poder”, en la que además del ex sacerdote, tomaron parte también, María González Valencia, integrante del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC) y el periodista Gabriel Ibarra Boujarc, director general del semanario Conciencia Pública.
El líder social más activo en la defensa de los tres pueblos de la región de Los Altos de Jalisco, que estaban destinados a inundarse con la construcción de la presa en territorio de Cañadas de Obregón, desde sus inicios en el 2006, aclaró su dicho, “aunque sabemos que el presidente ha dicho el 14 de agosto pasado, que no sería conveniente demoler y que podría operar con ciertas condiciones para que no se inunden las comunidades.
“Nosotros estamos en las comunidades justamente en ese proceso de análisis con quienes nos acompañan en el tema de derechos humanos, en el técnico, en el jurídico, para analizar la propuesta de la Conagua que el 21 de agosto pasado Germán Martínez nos hizo; la propuesta la hace Conagua y las comunidades deciden si aceptan que opere la presa a cierto nivel y se salven las comunidades o la otra opción es no estar de acuerdo y todo se queda como está y cada quien nos hacemos responsables de las decisiones”, planteó.
Hasta este momento -dijo-, estamos en las deliberaciones, no hemos asumido una postura final, de los dos lados hay riesgos. El presidente tiene buena voluntad y es muy inteligente, ha dejado a los pueblos la decisión final, pero a la vez eso te da la oportunidad de ganar o ponerte en riesgo, porque si la presa se queda como está y o se mete ningún peso para la seguridad de los pueblos, esto nos pondría en riesgo en próximas administraciones, porque siempre estaría la tentación de nuevos gobernantes que eventualmente revivirían el proyecto.
Es desgastante -abundó-, estar soportando todas las tensiones de un trabajo serio. En Temaca, Acacico y Palmarejo hemos descubierto que la lucha por el agua, no es tanto por defender tres ranchitos o tres pueblitos y sus intereses sociales, patrimoniales y culturales, sino que hemos logrado la visión de que la oposición a El Zapotillo, a la privatización del agua, es a favor de la sociedad en general, es descubrir que cualquier obras de infraestructura lleva en el corazón dobles intereses, un doble discurso, ya que se pone en la discusión pública la importancia del agua, pero en el fondo se están acuñando grandes negocios económicos.
Desde el 2010 -expuso-, se habla de la revolución del agua, cómo logramos que no solo Temaca, sino que todos los pueblos, todas las familias, hombres y mujeres, de todas las edades, todos los ciudadanos, tengan agua y sean accesible de manera justa. Aquí, no son 30 años de proyectos sin solución para el abasto de agua, son 70 años, porque Temacapulín sabe de presas desde 1950 cuando Guadalajara apenas tenía 500 mil habitantes y se proyectó La Zurda para salvaguardar el lago de Chapala y después de un buen temporal que llenó la laguna, se abandonó La Zurda en 1955, hasta que Salinas de Gortari la resucitó en 1989 y quedó ahí abandonada.
Durante su intervención el padre Gabriel Espinoza, valoró en toda su dimensión, la participación de las mujeres en la historia que se está escribiendo en la región. “Las mujeres son las que se han encargado de las estrategias más importantes para que los pueblos sobrevivan. En el caso de Temacapulín, todos participamos, pero sí es de destacar la participación de las mujeres porque han sido las más afectadas en el tema psicosocial, son las mujeres las que más identificación tienen con el territorio, con la tierra, con la vida, con la salud, con la educación, porque estamos en territorio migrante en donde muchos hombres se han ido al extranjero y han sido las mujeres las que sacan adelante incluso el trabajo del campo, del hogar, de la iglesia y por ello la decisión de las mujeres pesa mucho más que la de los hombres.
VAN INVERTIDOS 35 MMDP Y FALTARÍA OTRA CIFRA SIMILAR
Por su parte, María González Valencia, representante del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC), destacó la lucha de 16 años, en donde las tres comunidades de Los Altos han defendido su derecho al agua, a la tierra y su defensa a su río Verde y han demostrado que El Zapotillo no es la alternativa que podrá solucionar el abastecimiento de agua para las grandes ciudades como la Zona Metropolitana de Guadalajara y León, Guanajuato.
Destacó que en esta lucha social a través de campañas y movilizaciones y en los tribunales, han demostrado que los pueblos tienen la razón “y hoy entran a una nueva etapa de lucha con la determinación de AMLO”.
Las presas como tal -dijo-, son infraestructura ya obsoleta a nivel de tecnología, en muchos países del mundo las presas ya no son alternativa por sus impactos económicos ambientales y sociales. Al final está demostrado que destruyen los ríos, los cauces y cuando hablamos de los ríos hablamos de la sangre que corre por el planeta y que al ponerle un tapón, genera otra serie de impactos y más en estos tiempos de emergencia climática. Es un asunto de fondo, la hidráulica mexicana sigue basada en tecnología no funcional y eso lo podemos demostrar.
Estamos haciendo presas -planteó-, porque evidentemente la construcción de una presa genera corrupción y ganancias, al imponer una presa más allá de intentar solucionar un dilema, como generar electricidad o abastecer de agua a ciertas regiones; el primer interés es el negocio, es decir quién construye y en qué calidad se construye. El caso de El Zapotillo es un caso comprobado de ir hacia la mercantilización de agua y hacia su privatización porque la operación de la presa se le destinó por 25 años y eso la ley lo permite, quien construye puede operar.
La documentación que tenemos como organización -aseveró-, y que es documentación oficial, nos dice con datos de Hacienda, que a la fecha se han gastado alrededor de 35 mil millones de pesos en esta obra para construir El Zapotillo desde 2006 a la fecha y se necesitarían 35 mil millones de pesos más para que entrara en operación. Hoy los datos que está manejando la CNA, el presidente o el gobernador, no son los datos correctos, esto es lo que aparece en el presupuesto actual del 2022, pero todo lo que está documentado en la Presa El Zapotillo, el acueducto, la presa derivadora el Purgatorio, las indemnizaciones y la construcción de los centros a donde han querido desplazar a las comunidades, los estudios, lo que se han llevados las empresas, es una lista de recursos grandísima de presupuesto tirado a la basura, 35 mil millones de pesos es lo que nos ha costado hasta el momento El Zapotillo.
La activista, María González Valencia, lamentó que “definitivamente la gestión del agua en la ciudad (ZMG) es fallida, tenemos alrededor de 400 mil personas que no tienen agua en sus hogares y se encuentran en los lugares más marginados de la ciudad y son curiosamente las zonas que están inundadas, porque hay una gestión obsoleta del agua, ya que se ha hecho una serie de obras hidráulicas o el crecimiento salvaje y desordenado de la ciudad que hace que por ejemplo, La Huizachera en El Salto, esté bajo el agua en estos momentos por la presa que tienen muy cerquita entre Tlaquepaque y el Salto.
“Estamos hablando de una política de desigualdad en el acceso al agua que atenta contra la vida de las personas, porque el derecho humano al agua y al saneamiento es un derecho en nuestro país y en esos momentos tienen agua segura las zonas más ricas o en realidad el agua del Zapotillo es en realidad para las empresas inmobiliarias, las constructoras y eso está documentado. Esa agua no es para los habitantes de las colonias que quedaron cuatro meses sin agua en la ZMG y eso es algo que mencionó el presidente López Obrador en su visita a Temacapulín.
“Incluso lo que pasó ahí hace un mes fue muy relevante a nivel nacional, no es una decisión solo del presidente, es una victoria de la lucha de estos pueblos campesinos que por 16 años no solo se han opuesto, sino que han propuesto una nueva política de gestión integral del agua. Lo que sucede ahí es que el presidente decide que el agua del río Verde se queda en Jalisco, ya no irá a Guanajuato y eso significa que el acueducto queda cancelado y esa es una gran noticia. Y sobre la propuesta, habrá que revisar que tan segura es la propuesta de la Conagua de que los pueblos no corran ningún riesgo y que el presidente no le meta dinero bueno a un proyecto plagado de corrupción, que debe de ir inmediatamente a una auditoría porque no es un dinero tirado a la basura, sino dinero tirado a los bolsillos de empresarios y de políticos y eso se tiene que esclarecer, se tiene que recuperar esa inversión, para que realmente se invierta en una política eficiente y no en una política nociva.
AUDITORÍA, SANCIÓN A CORRUPTOS Y REPARACIÓN DEL DAÑO, GRADES PENDIENTES
Al plantear cuál a su juicio sería el resultado más satisfactorio. Expuso: “El desenlace ideal sería, que independientemente de la decisión que tomen las comunidades sobre El Zapotillo, que se haga una auditoría técnica y financiera, porque necesitamos saber en dónde está toda esa fuga de dinero y que se castigue a los responsables; también a estos pueblos se les tienen que reparar integralmente los daños materiales e inmateriales, los impactos psicosociales y psicoemocionales que han vivido con esta amenaza por 16 años”.
Dijo que “no se vale que un presidente, que aun reconociendo la voluntad política histórica, solamente plantee dos alternativas, se tienen que reparar los daños y se tiene que auditar, decidan una cosa o la otra, son 16 años de violaciones comprobadas a los derechos humanos, más de 20 derechos humanos han sido violados en el caso de El Zapotillo, eso está documentado”, sentenció.
El tema de la gestión del agua en las grandes ciudades, particularmente en el caso de la ZMG, dejó en claro: “Estamos hablando de una política de desigualdad sobre quienes abren la llave y tienen agua de manera permanente y segura; pero también hay una política ya muy instalada de las pipas y los tandeos, parece normal y legal que no tengan agua, cuando es un derecho”.
“También hay una política de derroche del agua, pero no hablamos de derroche del que lava el coche o el que riega su jardín, hablamos del derroche de las tuberías, del agua subterránea del tren ligero, del agua de lluvia y hablamos del acaparamiento del agua, en realidad en esta ZMG quienes más tienen acaparada el agua son las empresas constructoras, las cerveceras, las refresqueras y las empresas que están en los grandes corredores industriales, ahí están los grandes volúmenes”.
“Tampoco se vale que los gobiernos responsabilicen a los ciudadanos por disponer de 200 litros de agua en promedio por día, ahí no está el problema, tenemos que entrar a una nueva cultura del agua, de su cuidado, de su prevención de un recurso que es finito, pero no es un asunto de responsabilidad personal, sino políticas que favorecen a grandes acaparadores”, apuntó.