30 años del MAB, una mirada del economista y sociólogo Carlos Vainer

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30 años del MAB, una mirada del economista y sociólogo Carlos Vainer

El profesor de la UFRJ, Carlos Vainer, cuenta la historia de su relación de colaboración y aprendizaje mutuo con el Movimiento de los Afectados por Represas (MAB) desde que conoció la CRAB en Erechim (estado Rio Grande do Sul) hace 35 años

Publicado 15/09/2021 – Atualizado 15/09/2021

En 1971, con solo 22 años, fui liberado de la prisión de la dictadura militar y prohibido de entrar al país. Después del exilio en Chile, México y Francia, con la amnistía, regresé a Brasil e ingresé, en 1980, como profesor e investigador en el Programa de Posgraduación en Planificación Urbana y Regional, hoy Instituto de Investigación y Planificación Urbana y Regional, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Además de las clases y orientaciones, pasé a desarrollar una investigación sobre políticas migratorias en Brasil. Es decir, cómo, desde la independencia, el Estado brasileño concibió la distribución de las poblaciones en el territorio y cómo intervino para dirigir flujos, fijar o movilizar poblaciones.

Luego de estudiar por varios años cómo el Estado había impuesto sus concepciones de territorio y trabajo a migrantes extranjeros y trabajadores nacionales consideré que era hora de mirar la dimensión conflictiva de estos procesos y ver, en qué medida se desarrollaban resistencias y tentativas de contramovilidad o automovilidad (categorías tomadas del francés Jean-Paul de Gaudemar).

Alrededor de 1986, oí de colegas que estudiaban conflictos sociales en el campo, relacionados a la lucha de poblaciones que serían desplazadas forzosamente para dar lugar a la implantación de 25 grandes represas hidroeléctricas en la cuenca del río Uruguai. Era la Comisión Regional de Afectados por Represas del Alto Uruguai (CRAB, por sus siglas en portugués). Después de encontrar el nombre de un militante de la CRAB, con un colega gaucho, hice contacto y resolví conocer de cerca este movimiento. Entonces, yo y Federico Araújo, mi asistente de investigación para la época, fuimos para Porto Alegre, donde tomamos un autobús y desembarcamos en una mañana helada de 1987 en el terminal de Erechim, en el estado de Rio Grande do Sul.

Nuestro contacto nos había dicho que nos encontráramos con él en una iglesia, pues, en aquél día habría una asamblea de la CRAB. Y allá fuimos nosotros. Mientras las personas iban llegando con sus pancartas y ocupando el vasto salón de la iglesia, pudimos encontrar nuestro contacto y quedamos en conversar con él luego de terminar la asamblea, pues ésta ya iba a empezar.

Encuentro Internacional de los Pueblos Afectados por Represas, realizado en Curitiba, en marzo de 1997

El inicio de una relación duradera en Erechim

Afuera pasábamos frío, pero dentro de la iglesia el ambiente era caliente. Inmediatamente, Frederico y yo descubriríamos que aquella era una asamblea de mayor importancia: luego de años de luchas, Eletrosul había reconocido la CRAB como legítima representante de los afectados por las represas de Itá y Machadinho y aceptaron negociar un acuerdo. En aquella asamblea, los términos negociados con la Eletrosul serían presentados a los afectados para discusión y aprobación. Ese fue el primer acuerdo hecho con los afectados por la implantación de represas antes de su construcción. Nosotros llegábamos a Erechim en un día histórico.

Luego de iniciada la asamblea, alguién se levantó y cuestionó la presencia de «agentes de Eletrosul», proponiendo que estas personas se retirasen. El argumento era simple e irrefutable: si los afectados no podían asistir a las reuniones internas de la empresa, ésta tampoco debería poder asistir a las reuniones de los afectados. Luego de una rápida discusión, la propuesta fue aprobada por aclamación. En consecuencia, seis personas se levantaron y salieron. Frederico y yo entonces fuimos fuzilados por centenas de ojos que esperaban que hiciéramos lo mismo; al final, nadie nos conocía y nuestra cara, nuestra manera, nuestras ropas lucían más como de gente de la ciudad que del campo.

Confieso que pasamos momentos delicados e incómodos, sin saber muy bien qué hacer. En cierto momento fui hasta la mesa para pedir a nuestro contacto que, tan pronto fuera posible, explicara quiénes éramos; investigadores de la universidad que querían conocer mejor el movimiento y oir a los afectados. Y así sucedió, haciendo con que aquellas miradas de desconfianza e, inclusivo rabia, se transformacen en miradas amigables y acojedoras. En el intervalo del café, muchos se aproximaron para contar el sufrimiento de sus comunidades y la lucha que libraban. Y así tuvo inicio una larga trayectoria de investigación sobre las luchas de los afectados por represas, sobre política energética, y sobre impactos sociales y ambientales producidos por represas.

Pero no fue solamente nuestra investigación la que empezó ese día victorioso de 1987. Allí también se dio inicio a una historia de 35 años de colaboración que fue más allá de las investigaciones. Creamos, como parte del ETTERN (Laboratorio Estado, Trabajo, Territorio y Naturaleza), la Asesoría Técnica y Educacional, Medio ambiente y Represas (ATEMAB, por sus siglas en portugués) dirigida a la asesoría técnica y a dar apoyo al esfuerzo incansable del MAB para formar su militancia. Tal vez mi persona y los demás colegas que participamos de esto hayamos enseñado alguna cosa, pero puedo asegurar que aprendimos mucho más de lo que enseñamos. Frederico, yo y otros estudiantes de la ATEMAB ayudamos a organizar y participamos de la reunión de la Región Sureste y del I Encuentro Nacional de Afectados por Represas, realizado del 19 al 21 de abril de 1989, en Goiânia. Y allá estábamos, también, con un amigo y compañero, el antropólogo Aurelio Vianna, del CEDI, en el I Congreso Nacional de Afectados por Represas, en marzo de 1991, que marcó la fundación oficial del Movimiento de los Afectados por Represas (MAB).

En este congreso, quedó establecido que el 14 de marzo sería celebrado como el Día Nacional de Lucha contra las Represas. Después, esta fecha se transformó en el Día Internacional de Lucha contra las Represas, por los Ríos y por la Vida, de acuerdo con la deliberación del I Encuentro Internacional de los Pueblos Afectados por Represas, realizado en Curitiba, en marzo de 1997.

El 14 de marzo era una fecha muy importante para mí, ya que el 14 de marzo de 1987 nació mi hija Alice. Y como resultado de esta coincidencia, durante muchos años, por las actividades del MAB en esta fecha yo no estaba en casa, sino en algún lugar del país, en algún encuentro, en alguna comunidad de afectados. En casa bromeaban diciendo que yo debía tener una familia en Erechim… Y, en cierta medida, sí la tenía. La hija de Luiz e Ivanei Dalla Costa, militantes de la CRAB y del MAB, que es médica hoy día, cuando comenzó a hablar me llamaba de «abuelo».

Sí, me siento parte de esta familia. Una familia un poco diferente de las demás, porque no fue construida por lazos de sangre, sino por la unidad y solidaridad en la lucha. Una familia que no solo busca el bienestar de sus miembros, sino de todo el pueblo trabajador de los campos y de las ciudades. Una familia que lucha por la justicia social y ambiental, por una sociedad igualitaria, sin opresión de clase, de raza o de género. Una familia que crece con la lucha del pueblo. Una familia que nació poco a poco, en Itaipu, a las orillas de los ríos Tucuruí, São Francisco y Uruguai, pero que hoy está en todo el país. Una familia que es también colombiana, mexicana, salvadoreña, latinoamericana y se reune en el MAR (Movimiento de Afectados por Represas).

Muchos de los que conocí al inicio de esta historia ya no se encuentran entre nosotros, pero sus hijos y nietos continúan la lucha. A los que se fueron, a mis hermanos y hermanas, sobrinos y sobrinas, primos y primas, compadres y comadres del MAB, felicidades por esos maravillosos años de lucha, de sufrimiento, es verdad, pero de esperanza siempre renovada.

EL MAB comemora 30 años de resistencia y lucha por proyecto energético que sirva al pueblo

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EL MAB comemora 30 años de resistencia y lucha por proyecto energético que sirva al pueblo

Afectados por represas organizan una serie de actividades a lo largo del mes para celebrar las tres décadas de existencia por Lu Sudré / Brasil de Fato

Publicado 15/09/2021 – Atualizado 15/09/2021

En marzo de 1991, hace 30 años, nacía el Movimiento de los Afectados por Represas (MAB, por sus siglas en portugués), una unión nacional en defensa de millares de brasileños impactados directamente por construcciones de plantas hidroeléctricas, represas para desechos de minerales y otros emprendimientos dirigidos a la extracción de recursos naturales.

Para conmemorar el marco histórico, el MAB organiza una serie de acciones y eventos para las próximas semanas. Como resultado del Día Internacional de Lucha de las Mujeres, por ejemplo, un acto político y cultural virtual con mujeres de la Plataforma Obrera y Campesina del Agua y de la Energía.

Este domingo, 14 de marzo, Día Internacional de los Afectados y Afectadas por Represas, acontecerá una Jornada de Luchas con actos y acciones simbólicas locales.

«Esos 30 años nos traen mucho simbolismo y desafíos, pero también es un marco en el que conmemoramos nuestras conquistas y victorias. Es necesario rescatar cuáles fueron esas conquistas y celebrar con todos y todas las que ayudaron al movimiento en esa trayectoria», afirma Nívea Diógenes, de la coordinación nacional del MAB.

Integrante del movimento desde 2006, ella cuenta que, organizados, los afectados ya pudieron frenar la construcción de plantas y garantizar alteraciones en proyectos para asegurar derechos a la población local. Frutos de una lucha cuyas raíces, en verdad, tienen mucho más de tres décadas.

Como recuerda Iury Paulino, también de la coordinación nacional del movimiento, las construcciones de represas para el suministro de energía para grandes proyectos industriales se tornó una estrategia del Estado brasileño a mediados de los años 1980, aún bajo la dictadura militar.

Pero, en nombre del desarrollo económico, enfatiza Paulino, los emprendimientos no tomaron en cuenta las consecuencias sociales y ambientales de la explotación, que, con el pasar de los años, expulsaron miles de personas de sus tierras y casas.

Registro do terceiro Congresso Nacional Do MAB em dezembro de 1996, em São Paulo / Foto: Acervo MAB
Registro do terceiro Congresso Nacional Do MAB em dezembro de 1996, em São Paulo / Foto: Acervo MAB

Fue en este contexto que los afectados reaccionaron y comenzaron a organizarse en comisiones regionales en defensa de la devolución de las tierras, reubicación y otros derechos como afectados, plantando la semilla de lo que se tornaría, años después, una articulación de carácter unificado y nacional.

«La trayectoria del MAB se remonta a todo ese proceso histórico de violaciones del modelo energético, de abandono de las poblaciones afectadas, de resistencia y organización teniendo en su raíz la resistencia a la dictadura militar», detalla Paulino, citando el contexto de la efervescencia de movimientos y partidos populares en ese momento.

Fueron realizados diversos encuentros y reuniones nacionales al final de la década de 1980, que antecedieron el 1º Congreso Nacional de los Afectados por Represas, finalizado el 14 de marzo de 1991.

«El MAB lucha por la reparación del daño y por la no construcción de represas de cualquier naturaleza donde sea inviable construir, porque sabemos que los daños son mucho mayores que los beneficios supuestamente producidos por esos emprendimientos», destaca el militante.

También retomando el histórico de la organización, Nívea Diógenes explica que las privatizaciones de las estatales durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, al inicio de los años 1990, impulsó todavía más la organización de los afectados.

Las privatizaciones cambiaron diametralmente el sector energético brasileño, intensificando las consecuencias sentidas por las comunidades locales.

«Con la privatización del sector, quien passa a controlar las empresas es el capital internacional. Quien da la última palabra es él. Somos un país soberano en términos de energía eléctrica, pero lo que se produce en relación a la energía no es para el pueblo brasileño, es para el capital», critica la dirigente.

«Hoy, la energía en Brasil es una mera mercancía. Es vendida a precios internacionales y quienes paga la cuenta son los brasilenõs con altas tarifas».

Por un otro proyecto

Desde el origen del MAB, los afectados actuan en tres frentes. El primero, de acuerdo con Iury Paulino, puede ser considerado como un frente sindical, ya que el principal foco de la organización es la defensa de las poblaciones afectadas por emprendimientos dañinos.

El segundo frente es el de la organización también como un movimiento político, ya que la formación política siempre fue un pilar central del MAB en la lucha por la transformación social.

El terceiro es la continua movilización por un modelo energético popular que permita la distribución de la riqueza entre los brasileños.

«El capital internacional siempre tuvo interés en la producción de energía aquí. El modelo energético brasileño es resultado de la explotación y del saqueo de los recursos naturales que tenemos para favorecer corporaciones, sobre todo las internacionales», dice Paulino.

Las bases que forjan ese proyecto son la soberanía, la participación y el control por parte de los ciudadanos. «Defendemos que la riqueza producida por la energía sirva al pueblo brasileño y no para atender demandas de accionistas del capital internacional. Y, para eso, necesitamos de control popular, que las personas digan de qué forma la energía debe ser producida, que puedan evaluar y definir la viabilidad de la construcción de un emprendimiento energético. Y, en el caso de que hayan impactos sociales y ambientales, la población pueda decir no», explica.

«¿Alguna vez pensaste si la riqueza generada con el petróleo, con las plantas hidroeléctricas y la producción de energía solar fuese distribuida al pueblo brasileño para construir viviendas y crear universidades? Esta es una dimensión que creemos central», proyecta el militante.

Mariana y Brumadinho

El MAB también estuvo presente y continúa dando apoyo a las familias afectadas por las dos mayores tragedias socioambientales de los últimos años en Brasil.

En noviembre de 2015, la ruptura de la represa de Fundão, de propiedad de Samarco (la Vale y BHP Billiton), en Mariana, en el estado Minas Gerais, expuso cuán dañino es el modelo de explotación actual.

Fueron 19 muertes, miles de personas sin hogar y sin agua potable, Más de cinco años después, la población del municipio aún convive con las consecuencias e impactos en la salud física y mental hasta hoy.

Más de 600 kilómetros del río Doce fueron destruidos, causando la muerte de peces y de la biodiversidad marina en el litoral de el estado Espírito Santo.

En 2019, la tragédia se repitió con la ruptura de la represa de la Vale en Córrego do Feijão, en Brumadinho (Minas Gerais), cuando 272 personas murieron enterradas por el barro tóxico. El río Paraopeba fue contaminado por los desechos minerales y todavía no se ha regenerado complemente.

El MAB fortaleció la organización de los afectados en la región y denunció, a nivel nacional e internacional, las muertes provocadas por el modelo predatorio de la minería y la condición de inseguridad de las represas en el país.

Según Iury Paulino, a lo largo de las décadas, el concepto de afectados por represas se amplió y actualmente engloba no solamente los afectados por plantas hidroeléctricas o por la minería, sino también a víctimas de las inundaciones en los centros urbanos.

«Ese modelo que vivimos, esa concepción de organización de sociedade, continuará generando víctimas. Continuará generando afectados por montón porque no hay compromiso social ni ambiental», denuncia.

Memoria

El marco de los 30 años del MAB también es considerado por los afectados un momento para homenagear a aquellos que perdieron la vida en nombre de la lucha colectiva.

Entre ellas, Nilce de Souza Magalhães, conocida como Nicinha,pescadora y lidereza regional del MAB, afectada por la Central Hidroléctrica de Jiaru en el río Madeira, en el estado Rondônia. Ella desapareció el 07 de enero de 2016 y fue encontrada muerta 5 meses después. Lo mismo sucedió con Dilma Ferreira da Silva, militante del estado de Pará, afectada por la represa de la Central Hidroeléctrica de Tucuruí. Ella fue brutalmente asesinada el día 22 de marzo de 2019, dentro de su propia casa, como retaliación por su actuación política.

Dilma Ferreira Silva al lado de la entonces presidenta Dilma Rousseff (Partido dos Trabalhadores), luego de reunirse con los afectados / Foto: Divulgación/MAB
Dilma Ferreira Silva al lado de la entonces presidenta Dilma Rousseff (Partido dos Trabalhadores), luego de reunirse con los afectados / Foto: Divulgación/MAB

Nívea Diógenes recuerda también la lucha de Berta Cáceres, lidereza del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), que se opusieron a la construcción de una represa hidroeléctrica, en el río Gualcarque, considerado sagrado por la comunidad indígena Lenca, durante años.

La empresa privada responsable por el proyecto, Desarrollos Energéticos S. A. (Desa), está vinculada a poderosas familias del país centroamericano y nunca ha abierto el diálogo en ningún momento con los indígenas.

En marzo de 2016, sicarios invadieron la casa de Berta Cáceres y la asesinaron. Los ejecutores del crimen fueron sentenciados a penas de entre 30 y 50 años, pero quienes ordenaron la muerte siguen ilesos. 

«Perdimos muchas compañeras que osaron luchar para defender los derechos colectivos. En nombre de ellas, reafirmamos nuestra lucha para que todos los afectados tengan los derechos garantizados», asegura la coordinadora nacional del MAB.

Nívea agrega que el protagonismo de las mujeres, todavía más vulneradas por el proyecto energético vigente, es central para el movimento. Así como la transmisión de los debates sobre energía, derechos humanos y ambientales, compartidos por militantes de generación a generación. «Hay muchos en el MAB que todavía no entienden la idea del MAB», dice ella, celebrando la renovación continua de la organización…

Calendario

La conmemoración de los 30 años del MAB con una extensa programacion de actividades y acciones políticas.

A lo largo de las próximas semanas, los afectados entregarán pautas a alcaldías y gobiernos relacionados a las cuestiones locales, así cmo presionarán el parlamento brasileño y el Poder Judicial para que hayan reuniones con las coordinaciones del MAB.

La aprobación de la Política Nacional de Derechos de las Poblaciones Afectadas por Represas, (PL 2788/19), actualmente  congelada en el Senado, es otra demanda central del MAB para el próximo período, así como el fortalecimento de la reparación a los afectados de los crímenes de Mariana y Brumadinho.

Además de la jornada de luchas de este 14 de marzo, el próximo día 16, a las 7:00 pm, se dará a cabo un acto político y cultural virtual abierto al público para celebrar la historia del movimiento.

El día 22, Día Mundial del Agua y fecha que marca el asesinato de la afectada Dilma Ferreira, habrá también un acto político y religioso. Chequea la programación completa aquí.

En medio de la pandemia del coronavirus, el MAB también reinvindica la permanente inclusión de familias en las tarifas sociales de energía, a partir de subsidios, y la distribución de gas doméstico a precios justos.

Los afectados también levantan las banderas de vacunación amplia de la población brasileña y el regreso de la ayuda de emergencia de R$600
                                 
«Celebramos y festejamos esos 30 años de historia de luchas y conquistas del movimiento, así como nuestro legado como sujetos políticos para cambios sociales en Brasil. Reafirmamos que como movimiento social tenemos el compromiso de continuar la lucha junto a los afectados para construir una sociedad más justa e igualitaria», finaliza Nívea Diógenes.

Traducción: Ciro Casique Silva