Julio César Ramírez | El Siglo de Torreón | Editorial | Yo río libre | 22 de enero, 2021
Este 23 de enero se cumple un año del brutal asesinato del defensor comunitario y del río Verde en la región Costa de Oaxaca, Fidel Heras Cruz, y aún no hay justicia. Pero su lucha sigue adelante. El 4 de diciembre pasado, el Consejo de Pueblos Unidos por la Defensa del Río Verde (Copudever), al que pertenecía, hizo pública exigencia al gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de cancelación definitiva de los proyectos hidroeléctricos “Paso de la Reina” y “Río Verde” en dicha zona, donde los pueblos chatino, mixteco, afro oaxaqueño y mestizo han expresado desde el año 2007 su rechazo a la construcción de tales presas y defendido y resguardado el río Verde con base en sus sistemas normativos internos y con derechos que les conceden los tratados internacionales y la Constitución mexicana; han emprendido, asimismo, los medios de defensa por vías pacíficas, administrativas y legales para que se respeten sus modos de vida y su territorio.
El Proyecto Hidroeléctrico de Usos Múltiples “Paso de la Reina” continúa en etapa de estudios desde que los pueblos frenaron su construcción en el 2007 y despliegan una resistencia que va para 15 años.
Dicho proyecto se anunció públicamente en el año 2006, durante el gobierno de Vicente Fox, y su promovente es la Comisión Federal de Electricidad, CFE.
Por su parte, en junio de 2019, la empresa Generación Enersi S.A. de C.V., ingresó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) la Manifestación de Impacto Ambiental modalidad Regional (MIA-R), correspondiente al denominado “Proyecto Hidroeléctrico para la Generación de Energía Renovable P.H. Río Verde”, en el municipio de Santa Cruz Zenzontepec, Oaxaca.
Las autoridades municipales y agrarias de Santiago Ixtayutla, Santa Cruz Zenzontepec, Tataltepec de Valdés y Paso de la Reina argumentaron ante la Semarnat las inconsistencias que contenía la MIA y negaron que las autoridades de Zenzontepec e Ixtayutla hubiesen dado su anuencia para el proyecto.
Una vez analizada y evaluada la MIA, la Semarnat resolvió negar la autorización del proyecto en noviembre del mismo 2019.
Sin embargo, la empresa Generación Enersi ingresó por segunda ocasión la MIA el 26 de febrero del 2020. El promovente solicitó el desistimiento de la autorización en materia de impacto ambiental a la Semarnat, el 6 de agosto del mismo año.
Así, el Copudever exige la cancelación definitiva de los proyectos hidroeléctricos “Paso de la Reina” y “Río Verde”.
Fidel Heras Cruz, presidente del Comisariado Ejidal de Paso de la Reina y defensor del río Verde, fue asesinado el sábado 23 de enero del 2021, alrededor de las 6 de la tarde, a 300 metros de la entrada a la comunidad La Esperanza, perteneciente al municipio de Santiago Jamiltepec, en la región Costa de Oaxaca. El cuerpo sin vida fue encontrado al interior de su camioneta, con impactos de arma de fuego.
A los dos meses ya se habían acumulado 5 crímenes en contra de pobladores de Paso de la Reina, dos de ellos –Fidel Heras y Jaime Jiménez Ruiz- defensores del Copudever e integrantes del Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER).
Los mataron por defender los bienes naturales de su comunidad y por oponerse a la explotación de material pétreo del río Verde.
En Oaxaca existen zonas o regiones, como ésta de la Costa, dominadas por familias caciquiles, quienes se creen dueñas de la vida de las personas; ahí priva la impunidad y la excepción a la ley.
Es lo que ha existido en Oaxaca por décadas. Los gobiernos en turno se han adaptado a este sistema de “gobernabilidad”, que les permite crecer y hacer negocio a costa del empobrecimiento, el olvido y la injusticia en que viven cientos de comunidades.
Cuando sucedió el asesinato de Fidel Heras, en el sexenio del gobernador Alejandro Murat Hinojosa (PRI) habían sido ejecutadas al menos 25 personas defensoras de derechos humanos: seis en 2017, nueve un año después, seis en 2019, tres en 2020.
El caso de Fidel Heras llegó a la mañanera de AMLO el 15 de abril del 2021, donde el presidente volvió a decir que durante su mandato no se construirían más presas hidroeléctricas como la de Paso de la Reina en Oaxaca. Esto como respuesta a una denuncia ciudadana que vinculó la ola de violencia en aquella zona con los intereses económicos sobre el río Verde y el control de la familia caciquil de Jamiltepec.
Según informe del Comité Cerezo México, Premio Alemán de la Paz de Aquisgrán 2012, 25 personas defensoras de derechos humanos fueron ejecutadas extrajudicialmente en el país en 2021. El primero, Fidel Heras Cruz en Oaxaca, aquel 23 de enero.
Después de un año de este primer crimen en Paso de la Reina, no se observa voluntad política, ni del gobernador Murat, ni de las autoridades de justicia.
Y no hay constancia oficial de la Administración AMLO de cancelación definitiva de los proyectos hidroeléctricos “Paso de la Reina” y “Río Verde”, como exigen los pueblos.
Las comunidades mixtecas, chatinas y afro oaxaqueñas que han desarrollado su vida en torno al río Verde, tienen más de catorce años en resistencia por la defensa de sus territorios. Durante este tiempo han enfrentado diversas agresiones, por lo que han tenido que organizarse desde la colectividad en la que desarrollan sus modos de vida comunitaria. Durante estos años, Paso de la Reyna y las demás comunidades integrantes del Consejo de Pueblos por la Defensa del Río Verde, COPUDEVER, han dicho: NO al proyecto hidroeléctrico y han sabido sortear las acciones que el Estado ha instrumentado para instalar dos presas, que además de despojarlos del agua y del territorio que ha pertenecido a sus abuelas y sus abuelos, alteraría no sólo el afluente natural del río, sino las formas en que las comunidades ribereñas se relacionan con su entorno.
Paso de la Reyna es una de las poblaciones de la Costa Oaxaqueña que ha organizado su vida en torno al río, esta pequeña comunidad Chatina perteneciente al municipio de Santiago Jamiltepec, ha visto alterada su dinámica cotidiana y comunitaria a raíz de los hechos de violencia que se han registrado en los últimos seis meses. Para la gente que vive en la comunidad de Paso de la Reyna, estos hechos sin precedentes dentro de su territorio, se han reflejado en un parteaguas que ha fracturado sus actividades. Desde enero, cinco compañeros de esa comunidad han sido asesinados sin que, hasta el momento, la Fiscalía haya dado algún resultado a las carpetas de investigación que se han levantado y se haya dado con los responsables.
Sin respuesta institucional que les dé certeza, la población ha tenido que organizarse internamente y ha articulado una guardia que desde hace un par de meses, les permite respirar con un poco de tranquilidad. Desde abril, y ante la inconstante presencia de la Guardia Nacional y la Policía Estatal, quienes, según los relatos de la población, sólo hace acto de presencia cuando ya han transcurrido los hechos de violencia y a los pocos días, vuelven a ausentarse, lo que ha generado preocupación e incertidumbre entre la gente, pues no hay quien garantice el tránsito local desde la desviación de La Humedad, hasta la comunidad. A pesar de que la gente y la campaña que en redes sociales ha exigido Justicia para Fidel, Jaime, Noé, Gerardo, Raymundo y la comunidad de Paso de la Reyna con el respaldo de más de cien organizaciones civiles y sociales, a casi seis meses de estos lamentables sucesos, no hay respuestas para las familias que han llevado su duelo en silencioso temor.
Dentro de la comunidad, allá donde los ecos de las parcas declaraciones institucionales se pierden entre las veredas por donde pastan las vacas y los becerros, y después del terror que ha implicado el asesinato de cinco personas, la familia de Fidel ha tenido que dejar el hogar, empacar las pocas pertenencias y los recuerdos, y, por seguridad, emigrar. La negligencia institucional se ha tornado en omisiones que han costado la tranquilidad de la población ribereña y le ha negado a la familia de Fidel, la posibilidad de un futuro, y el consuelo de llevar flores a una tumba.
A seis meses de la violencia en las comunidades de la Costa, las diferentes instancias gubernamentales responsables de llevar a cabo las investigaciones, no han presentado avances, a pesar de que ya se ha reconocido la necesidad de otorgar medidas cautelares, las medidas no se cumplen, por tanto, los defensores y defensoras están en el desamparo y la indefensión por la falta de cumplimiento del Estado mexicano por salvaguardar los derechos de las personas defensoras de derechos humanos, así como velar por su seguridad e integridad al realizar su labor.
Ante la ausencia de respuestas institucionales, la gente poco a poco ha retomado sus actividades a pesar de que la negligencia institucional se ha tornado en omisiones que han costado la tranquilidad de la población ribereña, como podemos constatarlo en el testimonio de una habitante de la comunidad: «Cuando pasó lo de Fide, fue algo sorpresivo porque nadie se lo esperaba, nadie sabía qué estaba pasando, ya cuando pasó lo de los otros compañeros que igual fueron asesinados, fue como decir «qué nos está pasando» empezó el miedo, a partir de eso la comunidad dejó de hacer sus actividades que hacían, los jóvenes son los que salían por las tardes, en las noches, a jugar a platicar, había vida en la comunidad de noche, después de lo que pasó con el señor Jaime, se sintió más miedo y más inseguridad en la comunidad, a partir de eso que fue en marzo, de ahí a abril se tomó la decisión de que se empezara con el campamento en las noches, todo ese mes hubo miedo, la comunidad estaba triste y dolida, todo estaba cerrado, obscuro, a las ocho de la noche las calles estaban solitarias. Tal vez se sabía quién había sido, pero todo fue sorpresivo, nadie se esperaba un asesinato hacia alguien de la comunidad, las personas que salían a trabajar al campo iban con miedo, no terminaban sus jornadas de trabajo, la comunidad estuvo con miedo y eso afectó en lo económico, trabajaban con miedo, el trabajo de las mujeres se vio afectado».
Históricamente, la comunidad de Paso de la Reyna se ha organizado desde sus propios referentes. Cuando iniciaron, los bloqueos para impedir la instalación de la presa hidroeléctrica, las guardias se hacían todo el día, ahora sólo retoman por las noches, para dar algo de tranquilidad al pueblo: «Se llevó a cabo una asamblea de ciudadanos para ver qué se iba a hacer para estar seguros, porque la guardia, la estatal habían entrado, pero no van seguido, van cada quince días, cuando Fide empezaron a venir diario, luego dejaron de venir, luego cuando pasó lo demás, los primeros días fueron seguido, a veces iban en la mañana, luego iban en la noche, cuando asesinaron a Jaime igual, empezaron a ir los primeros días pero luego dejaron de ir, a raíz de eso, el agente convocó a una asamblea y ahí se tomó la decisión que se empezara con el bloqueo, a partir de eso, pusieron el campamento, que fue el 19 de abril».
Por esta acción comunitaria tomada desde las autoridades locales, es que poco a poco la gente ha vuelto a salir nuevamente. Sin embargo, el temor sigue, dentro y fuera de la comunidad, como comparte una compañera integrante del Consejo de Pueblos en Defensa del Río Verde: «Pues al principio hubo temor no solamente para Paso de la Reyna, fue para todo el movimiento, para todos los que integramos el COPUDEVER, porque este golpe para nosotros fue muy fuerte, como defensores de nuestros territorios, somos vulnerables, hubo cierto temor, como que estábamos esperando qué más seguía, mataron a Fide, mataron a otros tres compañeros, mataron al compañero Jaime, y desde lejos notamos que se siente que somos vulnerables y que por parte de las autoridades, quienes tienen la responsabilidad de protegernos, no se ve, no se ve reflejado que estamos seguros, que digamos, «asesinaron a los compañeros, por parte de las autoridades, de los organismos que son responsables, tienen la obligación de velar y proteger los derechos de todos los ciudadanos, no nos sentimos cobijados, eso fue lo que notamos, temor, nos sentimos desprotegidos, no nos sentimos seguros, mucho temor por parte de los compañeros. El aporte de ellos es una parte porque fueron autoridades, ellos como defensores, como ciudadanos entregaron su esfuerzo, su dedicación por defender su territorio, siempre los veía muy motivados, entregados, dispuestos a lo que fuera, ellos entregaron su vida, Fide, Jaime, me tocó convivir con ellos, como defensores luchaban con esa convicción, cuando fueron autoridades comunitarias con mucha más fuerza, porque sentían que era más su responsabilidad, tenían que hablar más con las autoridades municipales y de gobierno, yo creo que eso les costó a ellos que los asesinaran». La experiencia que comparte la compañera dentro del territorio de la Costa de Oaxaca, lamentablemente es una constante que se repite en todo el país: La violencia contra las personas defensoras de la tierra y el territorio ha escalado a niveles alarmantes, sin ninguna garantía sobre su seguridad o sus vidas.
En junio, el camino hacia la Costa de Oaxaca no es tan diferente de lo que es todo el año, la carretera que la gente recorre diariamente para llevar y traer jamaica, limones, papayas y toda la producción que el campo produce y reproduce en temporada estival, la lluvia renueva el verde tierno de las milpas y las huertas de frutas, sobre el camino se bordan la mayoría de las poblaciones y comunidades costeñas, entre casitas de adobe y techo de palma que escalan sobre diversos puntos de la cartografía costeña. Este año, a diferencia del anterior, las lluvias han sido más constantes, a pesar de la pandemia, la gente había podido desarrollar su vida con relativa tranquilidad, sembrar, ir al campo, llevar a los animales a pastar.
Sin embargo, para la gente de Paso de la Reyna, a partir del asesinato de cinco compañeros defensores del territorio, la vida no ha vuelto a ser la misma, la alegría parece haberse diluido entre el temporal y ahora sólo acampa el miedo de saberse vulnerados en su universo más íntimo. Por ahora, y hasta que las respuestas lleguen, la comunidad ha decidido cerrarse sobre sí misma en un intento de preservar lo que son, lo que representan, con la mirada y las acciones puestas en cuidar su pasado y su porvenir.
La última vez que vi a Jaime, fue el catorce de marzo de hace dos años, la comunidad conmemora el Día del Río Verde, alrededor del cual, la gente celebra la lucha y la vida que construyen desde su territorio simbólico. Esa ocasión, quienes nos dimos cita desde distintos puntos de la Costa para celebrar al río, nos enfilamos sobre un camino de terracería que sube y baja a la vera del río en una destartalada camioneta hacia el punto donde pretende imponerse la presa, a veinte minutos de la comunidad. Después de constatar con la mirada, Jaime nos explicó lo improbable de la infraestructura entre un punto del cerro y otro, volvimos a la comunidad, volvimos a la fiesta, a celebrar la digna lucha de los pueblos de la Costa. Al final, después de la cena, nos despedimos, como muchas veces antes nos habíamos despedido, con el cariño que crece al acompañarnos en este camino que elegimos recorrer. A cuatro meses de tu ausencia en el mundo, estimado Jaime, puedo decirte que la lucha y la resistencia siguen, en tu nombre, en el de Fidel, y en el de todas y todos que han dado su vida en la lucha por preservar la Vida.
Los días en Paso de la Reyna han alterado su curso, aun cuando el sol sigue iluminando las veredas, y la guardia sigue apostada sobre el puente que lleva a la comunidad, pareciera que los pasos sobre la tierra se han detenido, la gente ha dejado de asistir a la milpa, al encierro, a vigilar a los animales, una calma aparente parece haberse apoderado de la gente, paralizada entre la sorpresa y el temor, que de a poco han vuelto a alimentar las formas cotidianas que alimentan su cosmogonía. El tiempo de la milpa parece haberse detenido, sobre las aguas del río se asienta la mansedumbre de la ausencia de la pesca y de la chicalmaca.
A seis meses del cobarde asesinato de Fidel, de Noé, de Jaime, Gerardo y Raymundo, el río ya no entona alegre su melodía líquida, el temor sigue, escondido entre la vereda, réquiem silencioso de luciérnagas y grillos, la tristeza anida entre el musgo taciturno de las piedras, el puente que lleva hasta la comunidad grita entre sus letras: No al proyecto hidroeléctrico Paso de la Reina, en permanente vigilia. Sin embargo, su presencia sigue viva, y ahora vive en la fronda de los árboles, en el púrpura de las bugambilias, en la voz serena del viento, parvada de pájaros invisibles que dibuja entre los reflejos marinos de sus aguas, en los espíritus del río que anidan su fe en la memoria de los peces el recuerdo perenne de aquellos que han dado su vida por defenderlo.
Astrid Paola Chavelas
Red de Defensoras y Defensores Comunitarios de los Pueblos de Oaxaca-REDECOM
Julio, a seis meses del vuelo de Ícaro sobre el Mar Tileme
Se cumplieron más de 100 días del crimen cometido contra el defensor del territorio y autoridad agraria del Ejido Paso de la Reyna, Fidel Heras Cruz. A este crimen sucedieron los asesinatos de Jaime Jiménez Ruiz, Raymundo Robles Riaño, Noé Robles Cruz y Gerardo Mendoza Reyes. Paso de la Reyna se ha convertido en un escenario de terror frente a la mirada cómplice de autoridades locales, estatales y federales.
Después de 100 días no se observa voluntad política, ni del gobernador, ni de las autoridades de justicia: ¿acaso apuestan al colapso de una comunidad que se ha opuesto a la destrucción de su entorno natural y ambiental?, ¿están encubriendo a familias o grupos políticos afines a la actual administración?, ¿no ha sido suficiente la presión internacional para que las autoridades presenten resultados?
La falta de respuesta institucional a un problema tan grave como es la violencia contra defensores del territorio en Oaxaca, abre estas y otras interrogantes. Paso de la Reyna es ahora una comunidad a la deriva, sin presencia de seguridad pública del Estado, a merced de las manos criminales, mientras la clase política inicia el festín de las campañas electorales.
En su artículo “Guardianes de los ríos Un homenaje a Fidel Heras Cruz y Miguel Vázquez Martínez” para El Topil 42, María González Valencia afirma que “la muerte de Fidel se suma a la de cientos de personas defensoras comunitarias, de los ríos y del territorio, a quienes los gobiernos en contubernio con los caciques, las empresas y el crimen organizado les han arrebatado la vida por oponerse a proyectos de muerte, como la construcción de presas o la lucha por impedir la explotación de materiales pétreos de sus ríos”. María González nos recuerda los compañeros caídos del Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER), al que también pertenecía Fidel: En Veracruz, el 2 de agosto del 2013 cuando iniciaba el X Encuentro Nacional del MAPDER, el compañero Noé Vázquez, del Colectivo Defensa Verde Naturaleza para Siempre, fue asesinado por oponerse al proyecto Hidroeléctrico El Naranjal, en Amatlán de los Reyes. En Mazatlán, el 14 de octubre del 2014 fue asesinado el compañero Octavio Atilano Román Tirado, opositor a la presa Picachos en Sinaloa, cuando conducía un programa radiofónico dentro de la cabina de la estación. En ese mismo año en Guerrero asesinaron a Celerino García Hernández, y el 7 de enero del 2018 en La Concepción, les quitaron la vida a los compañeros Ulises García, Eusebio Elacio, Alexis Santos, Crecenciano Everardo y Feliciano Ascencio, todos integrantes del Consejo de Ejidos Opositores a la Presa la Parota (CECOP), que defendían el que el Río Papagayo no fuera represado e impedían el despojo de materiales pétreos. En 2021, fueron encontrados en una fosa clandestina los restos de Miguel Vázquez Martínez, integrante de la Alianza de Comunidades y Organizaciones en Defensa del Río Bobos-Nautla, en Tlapacoyan, Veracruz. Y en Paso de la Reyna, después del asesinato impune de Fidel Heras Cruz, el 15 de marzo fueron acribillados los ciudadanos Raymundo Robles Riaño, Noé Robles Cruz, y Gerardo Mendoza Reyes, así como el 28 de marzo Jaime Jiménez Ruiz. “En México defender los ríos cuesta la vida”, afirma María González, tras el recuento de estos 14 asesinatos de guardianes de los ríos en menos de ocho años.
Hoy, en el marco del Día Mundial de la Madre Tierra, organizaciones y comunidades publican un pronunciamiento en el cual exigen seguridad para el ejido de Paso de la Reyna, Oaxaca, y brindan su apoyo y solidaridad a estas comunidad amenazada: “Tiempos violentos se viven en Paso de la Reyna, Oaxaca, en menos de tres meses cinco habitantes han sido asesinados, dos de ellos, integrantes activos del Consejo de Pueblos Unidos por la Defensa del Río Verde (COPUDEVER) y del Movimiento Mexicano de Afectados por Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER). Las defensoras y defensores comunitarios del ejido de Paso de la Reyna son piezas importantes en la consolidación de la resistencia frente a los proyectos PH Río Verde, de la empresa privada ENERSI S.A. de C.V. y de la Comisión Federal de Electricidad que ha intentado desde 2006 la construcción del Proyecto Hidroeléctrico de Usos Múltiples Paso de la Reina, sobre el Río Verde”, afirman en el pronunciamiento. Lamentan que las autoridades federales y estatales no han atendido sus responsabilidades de manera profesional ni oportuna. Recientemente, en asamblea comunitaria, habitantes de Paso de la Reyna tomaron la autodeterminación de velar por su propia seguridad, como lo hicieron en el 2009 ante las amenazas de la construcción del Proyecto Hidroeléctrico Paso de la Reina, para ello, instalaron un campamento a la entrada del pueblo con la finalidad de garantizar la seguridad del poblado. Las organizaciones, pueblos, comunidades, autoridades agrarias y municipales que firman este comunicado “abrazamos y respaldamos este acuerdo”. Entre las primeras firmas del pronunciamiento destacan las autoridades comunitarias y agrarias de San Lucas Atoyaquillo, Corral de Piedra, San Pedro Tututepec, Tataltepec de Valdéz, Plan del Aire, de los distritos Jamiltepec y Juquila, Oaxaca. El pronunciamiento se puede suscribir hasta e viernes 23 de abril, cuando se cumplen tres meses del asesinato impune de Fidel Heras Cruz, presidente del Comisario Ejidal de Paso de la Reyna:
Fidel Heras Cruz, defensor comunitario y autoridad agraria de Paso de la Reyna, Oaxaca, fue asesinado el 23 de enero de 2021.
Fidel Heras Cruz ha trascendido por su lucha y compromiso con su comunidad y su territorio; por la defensa del Río Verde y los bienes comunes.
A partir del 14 de marzo, Día Internacional de Acción por los Ríos y contra las Represas, con la campaña artística que inicia hoy, cada vez más voces se suman a la exigencia de #JusticiaParaFidel y #RíosLibres
Es el quinto asesinado en lo que va del año en Paso de la Reyna: Educa Oaxaca
La tarde de ayer, domingo 28 de marzo, fue asesinado a balazos el defensor comunitario Jaime Jiménez Ruiz, ex agente municipal de Paso de la Reyna, reconocido por su defensa del Río Verde. El deceso ocurre a dos meses del asesinato de Fidel Heras Cruz, que a la fecha sigue impune.
Jiménez Ruiz, baleado en el camino de Santiago Jamiltepec a Paso de la Reyna, era integrante del comité de la asociación ganadera local y activo militante del partido Morena.
A 24 horas del asesinato, las autoridades locales seguían en la espera de la Policía Estatal para ofrecer medidas de seguridad en una comunidad de apenas 500 habitantes.
La organización Educa Oaxaca señaló que la comunidad de Paso de la Reyna no cuenta con ninguna medida cautelar de autoridades estatales o federales a pesar de que entre el 14 y 15 de marzo fueron asesinados los ciudadanos Raymundo Robles Riaño, suplente del agente municipal, Noé Robles Cruz, y Gerardo Mendoza Reyes, esto en el Barrio Chico de Paso de la Reyna.
La organización, que ha acompañado el proceso de defensa del territorio contra megaproyectos hidroeléctricos y el extractivismo, identificó que Paso de la Reyna “sufre el autoritarismo caciquil y la impunidad, que son las causas estructurales de la partida violenta de cinco de sus ciudadanos en este año”.
Así mismo resaltó que, entre el cambio del titular de la fiscalía y el paro de la Policía Estatal, no hay condiciones para garantizar los derechos de las personas, “más aún cuando está en pleno desarrollo el proceso electoral”.
“Exigimos a la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca que dicte a la brevedad medidas cautelares para la agencia Paso de la Reyna, a fin de salvaguardar la integridad de la ciudadanía”, apuntó Educa en un comunicado.